Íbamos a otro sitio, pero nos encontramos de morros con aquella fiesta. Alguien había dado una patada a la puerta de un almacén municipal, y había encontrado un monumento retirado de las calles en 1939. Era un puzle de figuras humanas, de bronce. Cada pieza pesaba un huevo, pero entre todos los vecinos las habían sacado a la calle. Estaban expuestas, copando toda la vía pública. Cuando llegamos, cuando nos topamos con eso, la calle ya era un hervidero. No se cabía. Había venido una banda de música.