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Recientemente hicimos una inmersión en el fértil territorio de la censura franquista, dando un repaso a una nutrida colección de portadas de discos que quedaron mutiladas por las tijeras de la dictadura. Pero la censura no es privativa de las dictaduras, sino que ha sido y aun es ejercida democracias tan asentadas y ejemplares como, ejem, Estados Unidos. Desde los años 60 hasta la actualidad son docenas las portadas de discos que no han pasado el filtro del “buen gusto”, por motivos tan peregrinos como mostrar un inodoro o exhibir un desnudo.