El psicólogo se ha pasado los 50 minutos de la sesión comprobando la hora con impaciencia. “Me tengo que buscar un buen psicólogo en cuanto acabe esto”, se decía a sí mismo mientras el paciente seguía hablándol.e Al terminar la sesión, cuando el paciente le ha pagado 60 euros, el psicólogo se ha sentido incluso peor. “Le va tan bien que hasta puede permitirse pagarme 60 euros por estar aquí ignorándole durante menos de una hora”, ha pensado. “Tengo que buscarme un trabajo mejor”, ha decidido.