El fisting, o práctica de la inserción braquioproctal o vaginal no es algo que se realiza de modo generalizado dentro de ningún colectivo sexual en concreto pero parece que es algo más común entre las lesbianas que entre los demás, de ahí que lo comente. Se considera una práctica extrema y exige cierto protocolo no solamente para su disfrute, sino simplemente para salir indemne.