Si preguntas por la calle en Praga, escucharás que la ciudad tiene la mayor concentración de bares por kilómetro cuadrado del mundo. Esté o no demostrado matemáticamente, sin duda es difícil caminar unos cuantos metros sin pasar frente a una taberna subterránea, un pub cavernoso de siglos de antigüedad o uno de los nuevos bares de cócteles elegantes y sofisticados que han ido apareciendo por toda la Ciudad Vieja.