Creo que en la vida siempre piensas que has podido hacer cosas mejores. Pero no merece la pena caer en ello, sino enmendar y recuperar el tiempo perdido”, nos dice Carlos Baute. Y en eso está enfocado con su hijo José Daniel, de treinta y dos años. Los lazos de sangre estaban claros y reconocidos legalmente desde hace tiempo, pero faltaban los del corazón, dar el paso y construir un puente para encontrarse después de una vida separados y años de malentendidos y juicios.