No es ni futbolista, ni cantante, ni empresaria y, además, es muy joven -el pasado mes de enero cumplió 16 años-, pero se ha convertido en una de las personas más famosas del mundo. Greta Thunberg es desde hace unos meses la portavoz de una generación preocupada por el futuro del planeta en general y por la crisis o emergencia climática en particular. Su voz, en ocasiones entrecortada, y su figura más bien frágil, contrastan con su discurso de denuncia radical de los problemas que están llevando a la humanidad a un camino sin salida.