Érase una vez un granjero que, mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho malherido. Se lo llevó a su casa, lo curó y lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que las gallinas y a comportarse como ellas. Un día, un naturalista que pasaba por allí le preguntó al granjero: “¿Por qué este águila, el rey de todas las aves y pájaros, permanece encerrado en el corral con las gallinas?”