La mayoría de los pasajeros entran en el avión cabreados: sin ganas de saludar, de sonreír o de dialogar. Yo les entiendo. Cuando viajo como pasajera y no como TCP, hay muchos factores que me amargan antes de subirme al avión. Yo también llego agotada y frustrada después de la gymkana aeroportuaria… que por momentos te da la sensación de estar dentro de un videojuego de plataformas, en lugar de en un aeropuerto. Vas consiguiendo logros, sorteando obstáculos y preparándote para el monstruo final: el control de las maletas de cabina...