Sea como fuere, aunque afirmara que tengo una lista de gente que quiero matar de forma literal, tampoco entiendo el escándalo. Bueno, sí lo entiendo: sé a ciencia cierta que, por lo general, quienes se escandalizan serían capaces de cometer tantos o más latrocinios que yo. Sin embargo, se niegan a aceptarlo porque se creen los buenos de la película. O que el mundo está dividido en buenos y malos.