Estoy convencido de que si os pido que recordéis algún juego mítico de la época dorada de las recreativas, uno de esos que se tragaban las monedas de cinco duros a velocidad de la luz, muchos me hablaríais de ‘Metal Slug’. La grandísima saga de SNK tuvo en ‘Metal Slug 3’ al mejor exponente de los valores que la habían convertido en un clásico atemporal: acción a raudales, desenfreno, un apartado gráfico brillante y un sentido del humor que pocas veces se veía en los juegos de la época.