Manuel González fundó su empresa, Limpiezas González, hace seis años. Con sede en Hellín (Albacete), este negocio familiar se dedicaba, al principio, a limpiar escaleras y portales de comunidades de vecinos, oficinas y sucursales bancarias como cualquier otra. Hasta que un día este albaceteño recibió la llamada de un juzgado. Solicitaban una limpieza un tanto peculiar, era traumática: un joven que acababa de sacarse las oposiciones a juez se había cortado las venas en su piso de alquiler en Granada y había que desinfectar el domicilio.