¡Delincuentes! ¡Corruptos! ¡Abusadores de tuiteros! Sobre ustedes caerá el peso, no de la ley, porque no hay ley en esa ciénaga tecnomonetaria, sino de la motosierra de Javi y de la guillotina de Kari. Después, en el más allá, la ira de Dios completará la faena: han profanado el templo libertario, han pervertido la institución presidencial. Andá a decirle a un winner como él que lo engramparon, que, jamoncito al fin, se lo comieron crudo.