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Turmogos, cántabros y vacceos
En la edad del Hierro oleadas de gentes de raigambre indoeuropea (celta), penetra en la península a través de los Pirineos, llegando a tierras de la meseta norte a partir del s. VIII a. C.. Esta nueva población no eliminará al substrato mediterráneo ya existente, sino que lo aculturizará y desplazará a las zonas serranas, ocupando así esta nueva población los fértiles valles. Tenemos, entonces, antes de la llegada de los romanos, dos grupos étnicos: un substrato mediterráneo con cultura, raza y lengua procedente de gentes venidas de África, Asia Menor, Grecia, Etruria, Córcega y Cerdeña, de carácter matriarcal y ganadero, y tenemos también, un substrato "celta" especialmente emparentado con gentes que habitaron en la antigüedad Lombardía, Occitania, Bretaña, Bélgica e Inglaterra. Estas poblaciones indoeuropeas son agricultores mayoritariamente y de sociedad patriarcal y estructura de clan, habitan en los valles y conocen la metalurgia del hierro.
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