Con la subida impositiva al gasóleo esté materializada en unos 0,10 euros/litro, si nuestros trayectos son fundamentalmente urbanos y al año apenas recorremos 15.000 km, es mejor que nos olvidemos de los motores diésel. Los trayectos cortos y de corte urbano son realmente perjudiciales para los sistemas anticontaminación de un diésel moderno, que pronto se saturarán y requerirán regeneraciones forzosas, limpiezas o incluso su caro reemplazo. Después de 15 minutos de conducción a un régimen contante y con gran kilometraje, compensa.

En menos de una semana se han encarecido entre 8 y 10 céntimos. A la subida no se le ve techo por el comportamiento de las cotizaciones del petróleo y sus derivados. Más tensión para las economías de las familias y las empresas. La última semana ha supuesto que los carburantes se hayan “desbocado” definitivamente —si no lo estaban ya—. La tendencia al alza que arrastraba la gasolina desde hace tiempo se ha intensificado en los últimos días a un ritmo jamás visto.

La noticia saltaba el 28 de marzo y comenzó a aplicarse el pasado 1 de abril. Desde entonces, el diésel y la gasolina están subvencionados con 20 céntimos/litro. Antes de que el mes haya terminado, ya pagamos el mismo precio por el combustible que antes de la aplicación de la nueva norma.