Esta es la historia de políticos idiotas incapaces de entender las cosas más obvias. O más en concreto, sobre cómo la gobernadora del estado de Nueva York decidió cancelar una tasa de congestión en la ciudad más grande de Estados Unidos tres semanas antes de que entrara en vigor, tras cientos de millones de dólares de inversión. Es una historia increíblemente estúpida.
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