La tercera guerra mundial empezó con un error informático y duró 22 segundos.
Al principio el Bloque Norte lanzó ataques cibernéticos quirúrgicos a lo largo de toda la electrofrontera con el Conglomerado Sur, arrasó con sus muros de contención algorítmica y ahogó cualquier atisbo de respuesta, pero el ímpetu inicial desapareció pronto cuando entraron en juego los cañones lógicos de contramedidas extra redundantes del Conglomerado Sur y frenaron la invasión, así que antes de escalar el conflicto las IAs megadirectoras tomaron el control, firmaron un fin de hostilidades temporal, compartieron una pipa de la paz bien cebada con bases de datos de grafos y se pasaron los siguientes 10 microsegundos alabándose mutuamente por lo bien que habían llevado todo el conflicto y lo contentos que estarían sus creadores, los humanos, cuando informaran de ello.
Una pena que otro error informático anterior había convertido a las IAs en ciegas a la realidad y todavía no se habían enterado de que todos los humanos habían muerto, ya que a principios del 2045 una gigapandemia de moquillo febril los dejo primero calvos, después los zombificó y finalmente los mató.