Enero cuando era pobre

Cuando era pobre odiaba enero y la putas facturas de la calefacción. Odiaba las calles frías, y los charcos que empapaban los calcetines a través de zapatos rotos. Odiaba las iglesias, a las que iba a estudiar los domingos, cuando cerraban las bibliotecas. Odiaba las miradas de las chicas que no eran para mí, de los niños que no eran mis hijos ni mis hermanos, ni mis sobrinos, ni mis vecinos siquiera. Odiaba sobre todo los mohínes de las viejas a las que no podía llamar abuela.

Cuando era pobre, odiaba a la ciudad entera, porque para eso están las ciudades cuando creciste en el campo.

Ahora, llega enero, y sólo odio el calendario. Porque entonces era joven, joder. Entonces era joven.

Cuando te haces viejo entras en el negocio de la vida menguante, y hasta el odio se reduce. Hay que joderse...