Resulta que hay una anciana de Massachusetts que conoce el verdadero secreto de la felicidad. Usted y yo no, pero ella sí. Esa anciana sabe mirar la vida con ojos puros, sabe que la dicha está en disfrutar los pequeños momentos cotidianos sin pervertirlos a través de pantallas de retina. Nosotros miramos, ella ve. Esta señora es una sabia.Pero, ¿conocemos la vida de esta anciana? ¿Tenemos datos sobre su índice real de felicidad?
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