Cuando uno llega a casa después de trabajar, sienta bien tumbarse en el sofá, coger el móvil, conectarse al wifi del hogar y entretenerse hablando con los amigos. Qué rabia da, sin embargo, descubrir que el sofá, precisamente, no es el lugar idóneo para conectarse a internet, y que para consultar como es debido los mensajes de facebook tendrías que mudarte al baño.
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