Comenzaste a trabajar en esa empresa a los veintitrés años. Fuiste una de las poquísimas becarias que consiguieron ese año entrar en la compañía. Un arranque a lo grande gracias a tu impresionante currículo profesional. Bueno y, para decirlo todo, al enchufe que consiguió tu padre. Al principio todo era guay. El trabajo molaba y los compañeros más todavía. Salíais tarde de la oficina y os ibais de copas. Incluso te liaste con un brand manager de tu departamento que estaba la mar de bueno.
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