Hace ya 30 años que Depeche Mode revolucionó el universo synthpop por medio de Violator (1990), una obra clarividente que prendió su cibernética binaria de aromas country y blues. Quizá por el hecho de haber conseguido auparse a un éxito tan rotundo a finales de los años 80, Depeche Mode entró en el mismo saco que pioneros como R.E.M.: sufrir el menosprecio de los pecados del éxito para toda banda que, ya en los 90, alcanzara el mainstream, aunque fuera sin venderse a la mercadotecnia del hit microondas.