La medusa T. cistophora, dotada únicamente de un rudimentario sistema nervioso, tarda menos de 8 minutos en modificar su comportamiento frente a un nuevo obstáculo que se interpone en su rutina. Aprende algo nuevo a partir de experiencias pasadas con una rapidez que sorprendió a los científicos, aproximadamente al mismo ritmo que lo hacen los animales avanzados. El estudio desafía nociones previas en torno a que el aprendizaje avanzado requiere de un cerebro centralizado, y arroja luz sobre las raíces evolutivas del aprendizaje y la memoria.