Uno de los artefactos más curiosos que surgieron de la inventiva germana en los años de la Primera Guerra Mundial fue la góndola de exploración, también llamada cesta espía (en alemán Spähkorb o Spähgondel), con que se dotaba a algunos dirigibles que hacían labores de reconocimiento. Su origen se encuentra en el Peilgondel, una especie de pesada plomada que servía para inmovilizar la antena de radio de los dirigibles con el fin de mejorar las comunicaciones, desarrollado por Paul Jaray.