La gallina, el reloj, el coche antiguo, la paloma, o incluso, la Torre Eiffel… Quién no recuerda aquellas interminables clases de pretecnología, donde nos obligaban a construir figuras aberrantes a base de contrachapado de madera y cola, usando como herramientas la infernal segueta y el torniquete… Eran las clases de marquetería del colegio. Con sólo oír el nombre se me ponen los pelos de gallina.