Andrey Rublev fue descalificado de su partido en el Torneo de Dubái 2024 contra Alexander Bublik porque le pudo el mal genio y tomó la mala decisión de gritarle a la cara al juez de línea. Bublik ganaba por 6-7, 7-6 y 6-5, y estaba a punto de ganar de todos modos, pero Rublev perdió la cabeza y gritó en la cara de un juez de línea que, sin que el ruso lo supiera, hablaba su idioma, después de que un punto no fuera a su favor.

El ruso Andrey Rublev se convirtió en el primer finalista del Torneo de Dubái al derrotar en las semifinales al polaco Hubert Hurkacz por 3-6, 7-5 y 7-6 (7-5), tras lo que firmó en una cámara de televisión el mensaje "No a la guerra por favor".

El número 2 de las listas por el país batió a Hurkacz, se metió en otra final y lanzó un mensaje claro a su país. Con un gesto firme y sin tener que ser escandaloso. Su firma. Tras batir, con un sufrimiento máximo todo sea dicho, a Hurkacz en las semifinales del Dubai Duty Free Tennis Championships (ATP 500) se dirigió a la cámara de televisión. "No a la guerra", escribió. Se suma a sus mensajes en Instagram del comienzo de la invasión y se pone, de forma clara, en contra de las decisiones de los dirigentes de su país.

En 1515, la catedral de la asunción de Moscú se acababa de decorar con espléndidos íconos hechos por los alumnos del gran maestro Rublev. Cuando todos entraron exclamaron: “en verdad los cielos se abren y se muestran los esplendores de Dios”. Este sentimiento se comprende ante el icono de los íconos, el icono de la Santa Trinidad hecho por el monje André Rublëv en 1425. Unos ciento cincuenta años después, el Concilio de los Cien capítulos lo erige como modelo de la iconografía y de todas las representaciones de la Trinidad.