Los templos egipcios, auténticos libros de piedra, componen un mosaico abrumador. Su profunda simbología, sus colosales dimensiones, el extenso período histórico que comprenden, los enrevesados jeroglíficos que adornan sus paredes y la compleja lista de dioses, faraones, esposas e hijos asociados a ellos hacen casi incomprensible el significado profundo que encierran.