Si hay un nombre que se identifica rápidamente con la cruzada albigense es, sin lugar a dudas, Simón de Montfort. Este sujeto, paladín de la fe y defensor de la Iglesia contra la herejía cátara según el papado, pero hombre ambicioso, cruel, desmedido y fiero según el resto del planeta, se distinguió especialmente en la represión de los seguidores del catarismo que tanto abundaban en la zona del Languedoc.