Son jóvenes valencianas, tienen un título universitario y se marchan a Europa a trabajar. Parece la historia perfecta, pero no lo es del todo. La crisis y el paro las han empujado a Alemania, Austria o Inglaterra a hacer de niñeras en familias acomodadas para cuidar a sus hijos y, al mismo tiempo, enseñarles español. Son las institutrices de la crisis.