Igor A. Artimovich vivió durante años en un apartamento de tres habitaciones que compartía con su mujer en San Petersburgo, sentado en pijama durante largas horas delante de un portátil Lenovo y bebiendo café azucarado. Los analistas de seguridad occidentales que rastrean el origen del spam, o correos electrónicos basura, y en concreto los correos basura que promocionan productos para la potencia sexual masculina, le conocían por el nombre que usaba en los chats rusos, Engel.