El objeto de este blog es descubrir lugares insólitos o poco conocidos de la Península Ibérica. Esta vez, voy a hacer una ligera variación. Os hablaré de un lugar, sí. Pero de uno que no puede localizarse en coordenada geográfica alguna, sino en el interior de nuestros corazones. Y al que puede viajarse sin ni siquiera moverse de la silla.