La muerte de animales sanos por cuestiones de gestión, por no saber qué hacer con ellos, una práctica conocida como culling (selección), es legal y se encuentra recogida en el manual de buenas prácticas de las asociaciones europea e internacional de zoos y acuarios (EAZA y WAZA) de las que el zoo de Barcelona forma parte. El Dr. Lesley Dickie, director ejecutivo de la EAZA estima que se matan entre 3.000 y 5.000 animales bajo estos criterios.