Es la del Gaiás la historia de un despropósito colectivo, con padres biológicos (PP) ciegos y adoptivos (PSOE y BNG) tuertos. Mediado febrero del 2001, de manera vacua, laxa, improvisada e incluso temeraria, la Administración Fraga, a la ingenua caza de un efecto Guggenheim, se lanzó a la empresa de levantar sobre un monte a las afueras de Santiago un faraónico complejo que, teóricamente, costaría al erario un tope de 108.182.178 euros y quedaría terminado en 36 meses, a lo sumo. Cuadruplicado aquel plazo, no obstante, la factura va por 287,6.