“Es verdad, hoy en día es más difícil encontrar el idealismo, pero todavía está allí. Tal vez con los clubes más pequeños y en las ligas menores. Pero soy un fanático del Liverpool y aún soy un idealista hacia mi equipo, incluso con todo el dinero que posee”, sostiene el filósofo. Aunque matiza: “La forma del fútbol es socialista, pero su contenido es capitalista. Al final, ver fútbol es una mezcla de deleite y asco. Siempre”.