Un juzgado gallego tiene en su poder listados contables internos de la constructora Mahía con centenares de pagos en dinero negro por pisos y chalés. Es el más elocuente documento del fraude fiscal durante la burbuja inmobiliaria, un caso en el que podría aflorar un quebranto de 120 millones para Hacienda, pero la investigación va a paso de tortuga.