Que una película más o menos dividida en los tres actos correspondientes a la narración comercial, sin sexo explícito, sin sangre ni violencia gráfica se convierta en uno de los trabajos más polémicos que ha dado el cine en los últimos años no deja de tener su gracia y su mérito. Nada como incomodar al público atacando su propia estupidez humana, Lo más curioso, y a la vez frustrante, de esta obra norteamericana es que está basada en hechos reales acaecidos en 2004. Frustrante porque, a pesar de que todo lo que el director y guionista Craig Zo