"Supongo que al artista que diseñó esto le parecía que los toboganes ordinarios, los columpios que, atados por dos cuerdas, oscilan como un péndulo y toda esa parafernalia son antiguallas kitsch, y decidió regalarnos con su creatividad. Los niños, por lo que he visto, después de intentar jugar un rato en este engendro, lo dejan y cogen la Nintendo."