El acorazado Bismarck fue protagonista de uno de los episodios más dramáticos de la segunda guerra mundial. Su fulgurante aventura en aguas del Atlántico representa el punto culminante del acorazado como rey de los mares, y al mismo tiempo el principio de su fin. Durante su breve pero intensa carrera, el Bismarck fue el buque de guerra más grande y poderoso del mundo.