Yazd, la metrópolis en Irán que creció en medio del desierto, es un lugar muy especial en un país increíblemente interesante y acogedor. Tras siglos de mejoras para adaptarse y sobrevivir bajo condiciones climáticas extremas, los constructores de la ciudad desarrollaron formas y estructuras que parecen, a los ojos de un extranjero como yo, algo fuera de este mundo. Muros altos para proyectar más sombra en callejones estrechos, ventanas y aberturas estratégicamente colocadas para evitar el sol y los fascinantes captadores de viento o Bagdirs...