¿Silvio Berlusconi pagó 800.000 euros al empresario Gianpaolo Tarantini porque le estaba extorsionando o para que ocultara información sobre sus fiestas con prostitutas? Esta es la pregunta que ha empezado a hacerse la Fiscalía de Nápoles, que el 1 de septiembre ordenó la detención de Tarantini, de su mujer y del director del diario L'Avanti, Valter Lavitola, por presunto chantaje al primer ministro que, en un giro repentino, podría terminar con Il Cavaliere pasando de víctima a sospechoso de inducir al empresario a mentir ante la Justicia.