Cerca de 30.000 personas se quedaron sin electricidad en Porto Alegre, capital del Estado de Rio Grande do Sul, en Brasil, después de que un gato hubiese entrado en una subestación de la Companhia Estadual de Energia Elétrica (CEEE), provocando un cortocircuíto. El cortocircuíto afectó a los condensadores eléctricos y quemó los disyuntores (equipos de protección), lo que llevó a los tres transformadores de la subestación a desconectarse. Una segunda subestación de la misma compañía fué también desactivada.