"La cárcel es mejor que el CIE", asegura Conrado Semedo, de 34 años, cuya resistencia pasiva ha impedido dos veces que le enviaran al país de sus padres. Estuvo a pie de pista para ser deportado a Cabo Verde en dos ocasiones, ambas frustradas gracias a la negativa de los pilotos de los vuelos a despegar. "Me pusieron una camisa de fuerza con la que vas como un asesino, las manos y los pies atados, sólo les faltó ponerme un bozal".El hombre, nacido en España, está en libertad tras agotar su tiempo de retención en el Centro de Internamiento...