"Al describir la red que produjo el Holocausto, Arendt insistió en algo que fue verdad: sin la colaboración de los líderes judíos, sin su connivencia con las autoridades nazis, los judíos no hubieran podido ser seleccionados, transportados, vigilados y al final asesinados. ¿Y por qué colaboraron las víctimas con los verdugos? Por el principio del mal menor, un principio decente, que sólo puede despreciar un fanático o un aspirante al martirologio –propio y, peor, ajeno. Guiados por un principio de acción justificable..."