Los ingenieros de Disney pasaron más de un año diseñando los programas que simularían el movimiento de las olas del océano de la película Moana: "Como especialistas de efectos, nunca puedes predecir lo que va a salir de la simulación de un fluido. Lo complicado con el agua es que si no parece realista, te das cuenta muy rápido, incluso si está en el fondo".