Desde que fueron descubiertos a principios del siglo XIX -la primera vez que se publicó su descripción fue en 1804-, estos extraños paisajes llenos de baches que se encuentran principalmente en el norte del continente americano han recibido diversos nombres: montículos de Mima, de la pradera, terrones de barro, madrigueras de animales, microdunas... Todo describe lo mismo, pequeñas elevaciones redondeadas de tierra y piedra de apenas un metro de altura, dispuestas ordenadamente, como si hubieran sido plantadas así a propósito.