Mírese por donde se mire, el Reino Unido es un país de extremos, y Londres es el mejor ejemplo. Una ciudad donde comparten tablero: desde la opulencia del distrito financiero, la city, hasta los inmensos bloques de hormigón que alojan a los más desfavorecidos del sistema. En medio, la bienintencionada clase media se levanta contra la dictadura del asfalto. Así nace la Guerrilla Gardening, una legión de jardineros guerrilleros dispuesta a sitiar las ciudades y atacar los espacios baldíos con azadas y rastrillos.