Las empresas creadoras de los juegos en red se han puesto serias para detener el fenómeno de los chino farmers, los "jugadores esclavos" que, desde países del Lejano Oriente, sobre todo, se dedican a conseguir bienes virtuales para revenderlos por dinero. La pasada semana, los propietarios de Final Fantasy XI cerraron 4.400 cuentas de jugadores, y Blizzard, la empresa responsable del archipopular World of Warcraft (WoW), ha expulsado de su universo de fantasía a 114.000 personajes.