Los cometas atraviesan una colorida metamorfosis y muchas cabezas de cometas se vuelven de un color verde radiante que se vuelve más brillante a medida que se acercan al Sol. Pero este tono verde desaparece antes de llegar a la cola del cometa.
La clave es el dicarbono, altamente reactivo y responsable de dar a muchos cometas su color verde.