Con muestras del tinte en la mano, los investigadores recurrieron a varias técnicas de prueba modernas para aprender más sobre su composición: espectrometría de masas , resonancia magnética nuclear y cromatografía de líquidos y gases , con la que identificaron la molécula de la que estaba hecha: era derivado de un alcaloide hermidina. Lo llamaron chrozophoridin. Comprender la composición molecular del tinte ayudará a preservar las obras medievales creadas con él.