La palabra cabreo, en realidad, proviene de la Edad Media por el «cabreo» o «cabrevación», que era el acto jurídico de censar los terrenos o fincas que estaban sujetos al pago de cargas reales o nobiliarias (conocidas como laudemios) que habían dejado de cobrarse por olvido o negligencia, pero que no habían prescrito. Proveniente del latín capibrevium (recuperar rápidamente) pasó a utilizarse tanto para referirse a dichos censos como a la propia exigencia de los pagos.